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Jairo Alberto buitrago largo
Jairo Alberto buitrago largo

2m

INFP

Aries

IDILIO

Ella me miro con una dulce ternura infinita, note en sus bellos ojos negros, algo que atrapo de una dulce forma, que, si ella me pidiera ir hasta el mismo infierno, créanme que la hubiera seguido sin alguna duda. Ella me detuvo, me tomo del rostro, para luego decirme con esa voz, esa que ahora se había convertido en una dulce adicción para mí. ― ¿Acaso tienes miedo de donde quiera llevarte? ―Para nada, simplemente a vos, hasta el final del mundo. Su semblante fue de sorpresa, y aquella sonrisa tan sincera, simplemente parecía escapada del mismo corazón. La vi soltar un dulce suspiro, para luego atraparme con su mirada, luego me termino de convencer con aquella premisa de nuestra cita. ―Quiero que desaparezcamos del mundo, del universo. Deseo que esto dure lo que hay en un instante. ― ¿Cuánto dura un instante? ― Le pregunte. ella me miro con ternura mientras suspiraba. ―Un instante dura lo que nosotros queramos… Para los mortales puede ser solo un segundo, pero para los que aman, una eternidad. ― Sus palabras calaron tan profundo en mi ser, tan profundo en las memorias, no tenia alguna respuesta clara para ello. Al salir a la calle, ya la noche se encontraba esplendida. Simplemente miramos al cielo, y allí estaba estrellado, y aquella hermosa luna que simplemente era nuestra única testigo. Pensé que la velada era completamente perfecta y en brazos de ella. ―Acompáñame a que seamos felices ¿Deseas aceptar? ― Me pregunto ella. ―Con Tigo a donde quieras. ― Le dije, mientras comenzaba a sonreír más. Es muy cierto cuando mencionan que el amor no tiene descripción y lo que en mi pecho había no lo tenía. Supongo que en este momento lo podre resumir con una palabra. “INEFABLE” ―Vamos por mi auto, que lo tengo aparcado allí, quiero llevarte a un lugar que me encanta, y espero que tú también lo disfrutes tanto como yo. Se que en algún momento dije que odiaba esas cárceles, uuufff espero puedan entenderme. Solo piensen por un completo momento, estar en un automóvil con la persona que les acelera el corazón, un tanto testarudo, quise preguntar para minimizar la curiosidad. ― ¿Ahora me vas a decir hacia dónde vamos? ―Quiero que sea una dulce sorpresa para vos. ― Me regalo un beso casto mientras llegábamos hasta donde tenía su hermoso auto, un mazda3. Entramos al auto ella cuadro todo y puso algo de buena música en el auto. desde Melendi hasta algo de buen rock. la carretera del Quindío era nuestra. era magia. y los dos éramos seres mágicos. yo andaba embelesado mirándola a ella conducir. sus curvas, su rostro hermosura. no podía quitarle la mirada de encima. ella se percató que la estaba mirando tan embelesado. ― ¿Que estas mirando? ― pregunto en un tono de algo de gracia. ―A la mujer más hermosa del mundo. ―SOS patrañoso, ¿no? ―Solo te digo la verdad, SOS un ángel. pero en la cama eres lo contrario. ― ella se sonrojo un poco me miro con esa hermosa sonrisa que ella tiene que nos puede llevar a otros lugares. ―Bien dime ¿para dónde vamos? ―Pareces un niño, pero esta bien te daré solo una pista… Vamos para un hermoso pueblito del Quindío. Me encanta lo antiguo, lo que ay allí, ya que es un pueblo bastante turístico, esta lleno de hermosos hoteles. ―La idea me parece maravillosa, sin embargo, cualquier lugar con vos puede estar lleno de magia. Nos dimos un tierno beso casto, y simplemente ella continúo manejando, y al unísono comenzamos a seguir cantando aquellas canciones del plalylist, simplemente eran momentos demasiado cargados de felicidad. Me recosté un rato sobre la silla, mientras miraba su forma de cantar, sus ojos puestos sobre la carretera. Simplemente me convertí en feligrés de su belleza. Tantos años viviendo en esta ciudad, y jamás me hubiera imaginado aquel hermoso pueblo, ese mismo escondido entre las montañas. Al principio tuve algunas dudas, mientras ella comenzaba adentrarse por un camino solitario, demasiado oscuro, sin embargo, simplemente una parte muy profunda de mí, seguía confiando en ella, aunque hacia lo lejos lograba mirar algunas pequeñas luces, unas mimas que enseñaban algún pequeño caserío. Pasamos por los primeros hoteles del lugar, allí se encontraba un rio, y algunos hoteles de pinta campestres, algunos restaurantes donde se miraban aglomerados por varias personas, ella me miro, simplemente para aclararme que aun faltaba camino para llegar. Poco mas de cinco minutos, miraba aquellas construcciones decoradas por luces y demás, ella me comento que esa era la llegada de los buses. Ahora vamos a buscar un parqueadero, par degustar de la velada. Recorrimos una gran parte del pueblo en su auto, las calles se encontraban iluminadas, por viejos faroles de aquellos que hacían la velada mágica. Quería bajar rápido del auto y recorrer aquellas calles tomado de su mano. Logramos encontrar un estacionamiento cerca al parque principal. Bajamos y sin siquiera haberlo pensado, ella tomo la iniciativa tomándome de la mano, la vi tomar algo del automóvil, era un bello chal de color negro, ya que el clima frio era el autor principal. Subimos por un pendiente, la cual estaba llena de vendedores ambulantes de lado y lado, vendiendo desde elotes, empanadas, papas rellenas y demás productos callejeros, aquello que fuertemente me llamo la atención, fue la gran cantidad de extranjeros devorando los platillos con tantas ganas y desprovistos del pudor que algunos tienen. Ella simplemente me seguía guiando por aquella pendiente donde la visión hacia el parque, era maravillosa. La detuve por un momento, allí con el cielo de testigo, los turistas pasando, le devoré su boca, en un beso tan profundo, tan cargado de pasión y ternura. Fuimos atrapados por el tiempo allí mismo. Tomados de la mano, comenzamos a caminar por el parque, allí disfrutando de la vida nocturna del pueblito. No parecía que estuviéramos entrelazando los dedos, simplemente estábamos tomados del alma. Mirábamos las artesanías, a los gringos que tomaban café en los puestos del parque. La escena simplemente parecía tomada de algún libro de romance. Caminábamos llenos de risas, momentos tan simples, tan pequeños, que simplemente podría comprarse con una pequeña partícula de polvo en mitad del universo. Pasamos frente a la iglesia, pero seguimos de largo, ya en la esquina miramos un reloj, donde ella me detuvo. Note como sacaba su celular, para tomarnos una foto donde el reloj marcaba las ocho en punto. ―Mira, hacia allá queda la calle real ¿parece mágica no lo crees? Vi una hermosa calle llena de músicos, artesanías; siempre he dicho que la noche guarda magia en cada rincón. Note hacia el fondo unas largas escaleras que llegaban hasta la cima de una pequeña montaña. Ella se adelanto unos pasos, mientras me pedía que la siguiera. Miraba su figura, su sonrisa y sus hermosos ojos. Simplemente la seguí por aquella calle adoquinada, adornada por los faroles y su hermosa presencia. La atrape de la mano y comenzamos a caminar. Simplemente no recuerdo cuando fue la última vez que había estado con alguien así y no me importaba, solo quería vivir este instante al lado de una mujer, que me revivió el corazón. Paseamos desapercibidos en medio de esta calle, disfrutando de aromas, de músicos y demás, simplemente me dejaba guiar por ella. Nos quedamos mirando aquellas escaleras, allí al final de la callemos miramos a los ojos, como casi una frenta, pero tierna. ― ¿Cómo te sientes para subir? ― ¿Esas escaleras? ―SIP ― me lo dijo con un agasajo de ternura en su voz, en la mirada. ―súper bien ― Le conteste, mientras seguía sonriendo. Por un momento hice una pausa, me quedé mirándola, sus ojos parecían tener una ilusión algo inusual. Me quedé pensando por un instante sobre nuestras ropas no adecuadas para aquellas escaleras, pero no podría decir que no ante aquella felicidad vista en sus ojos. Simplemente empezamos el ascenso por aquellas escaleras de los demonios. al principio todo eran risas, y comentarios llenos de risas. Luego de varios escalones, y estar casi sin aliento, nos quedamos allí pausando un momento, note algo en ella. Mire cómo empezó a quitarse los tacos que llevaba puestos, me pareció un poco graciosa su forma de ser, me encanta. Luego de un esfuerzo más que sobre humano y de recupera aire. Estirar las piernas, los dos estábamos allí, sin mirarnos, simplemente recuperando el aliento. Regresando la vista del sitió, la reacción simplemente fue espléndida. Estábamos en la cumbre de esta pequeña montaña, dónde la vista era un cuadro de hermosa arquitectura antiguas. Observamos las pequeñas casas iluminadas, levantadas en medio de los verdes paisajes, las personas cómo hormigas paseando por el pueblo, la gran iglesia allí imponente, mientras nosotros recordamos que simplemente éramos mortales. Me quede allí respirando un poco, recuperándome, intentado dejar que mis pulmones, sin embargo, por un momento regrese la mirada, buscando la mirada de ella, sin embargo, allí no estaba. La busque, y vaya gran sorpresa la que me he llevado. Note un parque infantil, allí iluminado por las enormes lámparas allí puestas. Nunca podría haber sospechado lo que ella estaba por hacer. La vi caminar sin sus tacos, muy lentamente hacia los columpios. Simplemente me quede allí parado, observándola cerca de los columpios, simplemente como si fuese una pequeña niña se sentó en uno de los columpios y con su hermosa mano me llamaba que me sentara en el otro columpio. Me quede sorprendido, allí observando esa hermosa sonrisa juguetona, tierna, simple. Lo pensé por un momento, reflexioné ¿si acaso estaba bien? “Que carajos” miré su sonrisa de niña, y créanme que fui incapaz de negarme a su propuesta. Me pose sobre el columpio contigo hacia ella y como si fuéramos niños comenzamos a columpiarnos. las risas no se dejaron esperar. Era increíble pensar que dos personas adultas, con trajes de gala, estuviéramos en estas, sin embargo, con ella era inevitable no sentir magia. Simplemente nos quedamos allí suspendidos en un simple silencio. Recorrí con mis ojos las facciones de una profunda melancolía, la noté taciturna y aun así mirándola poco a poco, me fui dando cuenta que ella es bellísima. Lance un largo suspiro, mientras me bajaba del columpio, pose mis manos alrededor de sus brazos, brindando una caricia sobre ellos. Me quedé allí sentado sobre mis pies frente a ella. Tomé sus manos entre las mías, entrelazando nuestros dedos. Ella aún no alzaba la mirada, ella estaba sumida entre sus pensamientos, simplemente subí las manos por su rostro, le brindé un beso largo, tierno, cargado con una dulce ternura que nos hizo erizar hasta el Alma. No pude evitar mirarla directo aquellos ojos tiernos, sus ojos sobre los míos. Una tierna caricia entre mis mejillas, un beso tierno entre mis dedos. ―vamos, tengo una nueva sorpresa para ti ¿espero tengas hambre? Nuevamente me regaló otro beso apasionado, nos tomamos de la mano para bajar por otra parte de la montaña, un camino iluminado por pequeños faroles y había otros hermosos cafés llenos de demás personas. Simplemente yo podía seguirla allí tomados de la mano, donde simplemente estábamos lejos de la realidad. Me guío hasta una casa, donde yacía un Jeep aparcado, allí en el garaje había una pequeña oficina, en la cual atendía una chica joven . Simplemente ella me hizo esperarla afuera, mientras hablaba con una chica que atendía, poco más de 5 minutos nos encontramos en el jeep con rumbo desconocido. Ella no mencionaba ninguna palabra, simplemente me besaba tiernamente, y nos consentimos mutuamente. Un aproximado de quince minutos llegamos a una casa finca, dónde la vista era maravillosa. —Bienvenido. Me comentó con una hermosa sonrisa, los dos bajamos del Jeep, mientras nos acercábamos hacia aquella enorme casona. Al llegar hasta la recepción una mujer mayor nos atendió dándonos la bienvenida. Ella fue la que hablo sobre una reservación, a nombre del señor Andrés. Yo la mire con sorpresa, y ella simplemente juguetona mente asintió con un dulce beso entre mis labios. La mujer nos guio hasta una hermosa terraza, allí se encontraba una hermosa mesa decorada con manteles rojos, velas blancas, una botella de vino y dos copas. No había palabras para mencionar. Ella me tomó de los brazos, danzamos allí sin música, abrazados, embelesados por nuestra simple compañía. La cena fue esplendida, maravillosa. la luz de las velas, nuestras sonrisas atrapadas en mitad del ambiente. Aquellos platillos compuestos por un delicado pure de papas, una ensalada fría y para mi fue una trucha al ajillo, deliciosa, maravillosa acompañada por aquel delicado vino blanco. Para ella fue una trucha en salsa de champiñones. Nos bebimos un par de botellas de vino, en medio de risas el tiempo se nos fue poco a poco entre los dedos. Allí abrazados desde la terraza observábamos aquella luna llena, parecía un testigo paciente, uno que disfrutaba del mas puro voyerismo. Estaba tan embelesado con ella, que ni me di cuenta cuando la chica que nos atendió al principio, llego para llevarnos hasta nuestra habitación, o mas bien cabaña. Ella se aferro a mi mano, e dio un tierno beso, casi en susurro menciono… ―La sorpresa aun sigue, aun no termina y créeme que podremos hacer una eternidad aquí. No pude entender completamente el significado de sus palabras, sin embargo, quien busca significados de algo, cuando el alma se encuentra entre los brazos de una mujer. Aquella chica nos comenzó a guiar fuera de las instalaciones del hotel, llevándonos por un bello sendero empedrado, decorado por antorchas que iban dibujando una senda hasta una bella cabaña situada a unos cuantos metros lejos de la finca. Se podía escuchar aquel riachuelo que pasaba detrás de nuestra cabaña, aquello se notaba tenuemente por la luz de luna. Ella tomo las llaves de la recepcionista, entretanto yo no podía con tanta belleza junta. Los paisajes, el sonido, la luna, ella, aquella sorpresa tan acogedora para el corazón. Ella abrió la puerta de la cabaña, permitiendo observar la decoración detallada del sitio, simplemente pude asumir que esto había sido una inversión de tiempo y dinero. Simplemente pude detallar con gran alegría aquella cama matrimonial, decorada por pétalos de rosas, sobre la misma una crema de whisky “baylies” acompañado por dos copas. Pensé para mí mismo “Cariño copas para que, si solo necesito de tu cuerpo” al cerrar la puerta tras nosotros, nos dejamos llevar de nuestros instintos más bajos. Ella se abalanzo sobre mí, tomándome fuerte por el cuello, nuestras bocas se encontraban hambrientas de estos besos robados. Estas ganas huérfanas sin dueñas, eran protagonistas de las líneas eróticas que pedían ser escritas en nuestras pieles. Comenzamos con aquellos besos tan apasionados, descarados desgastándonos nuestras bocas de tal forma que la luna ha preferido esconderse. Sentí aquellas delicadas manos rodeando mis cabellos, rodeando mi cuerpo, buscando la manera de liberarme del chaleco, liberando la corbata de mí. Pose mis manos sobre aquel vestido, sobre su piel, esa misma tibia, esa propia que deseaba besar, consumir, acariciar. Simplemente nos encontrábamos cegados por la completa desesperación de nuestros besos. La atrape entre mis brazos llevándola directamente hasta la cama. Allí la pose Su dulce cuerpo, posando mis manos entre sus rodillas, separándolas un poco, deslizando mi nariz entre sus medias veladas, y un aroma dulce entre vainilla, entre coco algo demasiado llamativo, que me invitaba a entrar entre sus muslos. Poco a poco mis caricias fueron entrenando en terreno peligroso. Deslicé con mis dedos su vestido un poco más arriba de sus muslos, allí observando aquellas medias en sus muslos, degustando aquellas bragas escarlatas de encajé. Mi boca necesitaba devorarla, antes de ingresar al placer, pedí la aprobación de aquellos ojos insistentes, esos mismos ojos simplemente exigían estar allí entre sus muslos. Tome con delicadeza mis dedos, corriendo un poco aquella tanga, simplemente entregando mis instintos completamente desatinados al dulce monte de Venus. Me inspire de una forma tan magistral, tome todas mis anteriores experiencias para centrarme en su placer. Corrí su tanga para un lado dejando a mi vista su delicado sexo. Procedí con suavidad a probarlo, a degústalos como sus jugos chorreaban como ríos, mis manos de nuevo atacaron sus pechos, deje que uno de mis dedos callera dentro de su boca, allí sentí la succión casi parecida aquí me arrancara la piel de los huesos. Mi lengua se convirtió en un tronado de placer. sus gemidos cada vez eran más. sus muslos me atraparon con fuerza, sus garras se me aferraron de nuevo a la carne, ahora uno de mis dedos comenzó a masajearla desde adentro. Gemidos regados por las paredes, sus muslos acariciando con magistral maestría mis mejillas, manos desenfrenadas sobre mis cabellos y los instrumentos de mis memorias sumidos en los más profundos deseos. Saboree de tal forma sus humedades, ella se había excitado de tal forma dónde sus humedades mojaron parte de mi barba. Simplemente ella parecía poseída con sus muslos en mi cara, sus manos desesperadas para terminar haciendo una pausa en mitad de un temblor, de un largo gemido que me entrego a los brazos de Afrodita. Lanzamos un suspiro antes de comenzar a subir por su cuerpo. Ahí el primer round fue mío, fue un orgasmo que se encerraba entre las paredes, dejo escapar ese preciado néctar que necesitaba, con sus jugos en mi boca me acerque hasta su boca para besarla, entretanto ella seguía temblando un poco por la fuerza de aquella tormenta interna. Poco a poco mis manos fueron tomando parte de su dulce cuerpo, caricias plagadas de pasión. Poco a poco nos fuimos desvistiendo en mitad de los besos, de tanta pasión desenfrenada en mitad de la cama. Escalando por sus montés simplemente Comencé por devorar su boca, por estar sobre ella, mientras mis manos masajeaban con tal delicadeza sus pechos. Nuestras lenguas se hablan, se extrañaban. Mis manos hablaban en Braille sobre sus pechos, degustando con tanta alegría aquellos almohadones del placer. Simplemente baje aquellas copas, allí fue la visión más poderosa de la vida. Comencé a succionar sus pechos, a morder sus pezones. Escuchaba su voz entrecortada, su mano tratando de apretar mis cabellos. Entretanto permitía mi otra mano resbalarse sobre su abdomen, cayendo hasta sus bragas, allí masajeando lentamente su tanga. Sentir la respiración caliente entre mis oídos, sus manos resbalarse sobre mi espalda, mientras mi boca simplemente buscaba ocasionar demasiado placer. Sentí mi miembro ponerse duro entre mis pantalones, deseaba entrar y supongo que ella deseaba lo mismo. Su mano fue resbalando hasta la parte inferior de mis pantalones, haciendo sentiré completamente mi epistación. Continúe rozando sobre sus bragas, sumando demasiado placer. Sentí sus manos aferrarse con fuerza hacía mi, hasta llegar al punto donde se aferró hacia mí, allí fue donde supe que llegaría al segundo orgasmo. Sentir sus manos desvanecerse un poco lejos de mi cuerpo, le brinde otro beso tierno, dejándola allí respirar un poco más. Me levante de la cama, lanzando una dulce mirada aquel cuerpo con aquellas medias veladas, su ropa interior desordenada, sus cabellos alborotados, aquellos me hicieron alcanzar una fuerte erección. Notaba aquella mirada hambrienta, con ganas de más... Simplemente quise aumentar la sensación al ignorarla, allí comencé a buscar la botella con aquellas dos y mi corbata. Servi un par de copas, mientras ella lanzaba una dulce mirada de incógnitas, yo solo podía sonreír. —Deseo que brindemos por este dulce instante... —A tu salud Terminamos de bebernos aquéllos dulces tragos, continuamos con los dulces besos, mientras continuábamos con aquéllos besos profundos. La tomé entre mis brazos, haciendo que se posará en cuatro, le brinde una nalgada que la hizo gemir. Tomé mi corbata cubriendo sus ojos, mientras deslizaba mis besos sobre su espina dorsal. Allí con sus ojos vendados, con aquella voz llena de éxtasis comenzó a preguntar. ― ¿Que vas hacer? — Me dijo con tono de tanta excitación. ―Relájate y solo déjate llevar por mi. le cubrí sus hermosos ojos de nuevo la recosté y con su vestido le ate las manos. la puse boca abajo dejando así su espalda y sus nalgas para mi. ella estaba un poco nerviosa, pero deje caer un chorrito de la crema de whisky por toda su espalda. ella comenzaba reírse un poco a disfrutar de este juego maravilloso. Mi lengua de deslizo limpiando así la crema y ella de nuevo seguía jadeante, yo sin pensarlo dos veces la penetre así en cuatro. su sexo aún estaba húmedo caliente, que me recibió solo para mí. Mis manos se deslizaron por sus pechos, por sus caderas, por su trasero le deje una nalgada. tome sus brazos los puse obre su espalda y de nuevo la ate. otra su cuerpo hacia a mi mientras la penetraba, mientras disfrutaba de su dulce aroma, de sus jadeos más cercas a mí. casi toda la noche hasta caer agotados los dos. ella se puso mi camisa y andaba con sus medias. por la habitación desfilándome. yo la observaba embelesado. sin aguantarme la atrapé y la atraje besándola nuevamente y ella parecía disfrutar de nuestro paraíso en la tierra. ― ¿Que pasara mañana? — Pregunte mientras la miraba a los ojos. ―lo que tenga que pasar. — Me beso mientras me acariciaba una mejilla y de nuevo hicimos el amor hasta agotar nuestras reservas de Amor A la mañana los rayos de sol entraban reclamando la habitación. sabanas desordenadas, una botella en una esquina, mi ropa por todas partes, sin embargo, como si fuese la primera vez, nuevamente me encontraba con la soledad. Simplemente su aroma, ese Bendito aroma con sabor a recuerdos, mientras me levantaba con las pocas fuerzas que tenía, pude ver las bragas escarlatas, rodeando un sobre con una simple firma. "LUNA"

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