Judy

Publicado sábado, 30 de marzo de 2024

1m

INTJ

Tauro

Ojos atardecer.

Se acercaban los paisajes naranjas , rojos y amarillos. Era el momento en el que regresaban los que ya se habían ido. Doña Sara, siempre le agradecía a su abuela la luna, por a ver visto esos ojos color miel que la cautivaron un primero de noviembre de 1949. Era un día normal para la joven Sara, estaba sentada en la plaza de su pueblo vendiendo semillas de calabaza, todos los días encontrabas a esa mujer alta, piel morena, trenzas con fuerza de tristeza, amuletos hasta donde no alcanzaba. Muchos no se le acercaban por miedo a que ella los hechizara, pero ese no era el caso, su único deber en la plaza era vender producto del que cosechaba ,para tener un pan para la mañana siguiente. En esa tarde solo vendió 5 bolsitas de semillas, agradecida con lo que le había vendido, compró unas fresas y pan para el desayuno. Tan feliz por su venta, se dio un respiro caminando lentamente por el pueblo. En el camino escuchaba música que provenía de las cantinas, risas y miradas positivas de los enamorados en las esquinas. Todo era muy hinoptizante para ella, el ambiente solo era felicidad y tranquilidad. Cada parte que pisabas por esos lugares tu alma se llenaba de flores coloniales. Por culpa de la belleza del ambiente, Sara se atraviesa con un joven muy diferente a todo lo que le rodeaba, pero tenía algo en común con el lugar. Sus ojos miel, igual que los atardeceres. Ya sé imaginaran mis queridos lectores, que tan encantador es ver el alma por medio de unos ojos atractivos para quienes se atreven a observarlos. Tal fue su preciosidad que Sara no dejaba de verlos, el joven tan intimidado prefiere eliminar la capa de hielo por el cual hace que su nerviosismo salga a la luz. Amablemente se presenta, y le pregunta a la joven curiosa, si se conocían de un lado. Sara sorprendida responde: - Si ya nos hubiéramos visto, juraría que no me olvidarían esos soles que lleva con usted. Desde ese comienzo,vivió 60 años con su amor de ojos color sol. Fue un amor cálido como el otoño, amor del bueno como el pan de muerto, tan puro como el agua en el altar, tan dulce como las glorias que le gustaban a su amado, cada día florecia su amor como las flores de cempasúchil que adornan el lugar, tan delicioso así como los platillos que le hizo para el camino. Colorido como el papel picado. Cada objeto en el altar tenía significado importante para Doña Sara ya que le daba honores al amor de su vida. Extrañaba los besos sabor miel, abrazos de oso , caricias delicadas como rayos de sol, pero nada es para siempre. La muerte también se enamoró de esos ojos de sol,se lo llevó y ya no volvió. Pero el alma de Doña Sara besa a su amado ojos sol cada dos de noviembre y espera que la muerte se enamore de ella. Para volver a ver a su amado ojos atardecer. -Judy