Yoss

Publicado jueves, 11 de enero de 2024

4m

ENFP

Capricornio

7

8

Pequeñísimo relato. 👉👈

Sus muchas andanzas por las tierras de Gya le habían llevado a aquellas antiguas ruinas situadas al borde deun risco, aquello estaba casi del todo derruido, pero el joven explorador, más experimentado que otros muchos no tardó en descubrir que lo que realmente le interesaba se hallaba en las cámaras subterráneas y no en los restos que aún se erguían contra el horizonte, siendo poco más que un esqueleto medio derruido de lo que tuvo que haber sido un día. Con su equipo, Moth descendió en soledad por la pared vertical de roca por lo que le parecieron horas, el olor a humedad y abandono se habían hecho tan presentes que a penas podía percibirlo ya en su nariz, y la oscuridad era tan espesa que, de no ser por sus gafas con luz incorporada y su gorro de minero no podría ver sus propias manos, además, claro, de la siempre brillante joya de su colgante guardián, fiel compañero en cualquier andanza. Debía ser especialmente cuidadoso, porque un derrumbe podría suponer la muerte, así que, cuando llegó al suelo se vio sorprendido por un sonido cercano y claro como la luz de una mañana primaveral, ¡eran las olas del mar, golpeando en un balanceo contra la roca maciza! Caminó por el resbaladizo suelo hasta vislumbrar una luz azulada, descubriendo entonces la cámara que tanto buscaba. Era un agujero en la roca que mostraba más de cerca la marea alta, el cielo nocturno (había empezado a bajar antes del anochecer, solo ahí se dio cuenta de lo arduo que había sido el descenso) y la luna, enorme, que iluminaba el pedestal en donde se encontraba una joya pálida, con un brillo místico y atrayente, de tonos lechosos y hebras similares venas de plata en donde una especie de líquido argénteo circulaba. Al acercarse, Moth lo comparó con un corazón que aún latía, moribundo, pero vivo. Miró el suelo de baldosa, seco y agrietado y comprendió que el hueco que daba al mar debía de tener algún tipo de defensa arcana que protegía la cámara de la erosión del salitre y las olas más altas y agresivas dejando todo en un magnífico estado, extendió sus manos hacia la joya con delicadeza, cuando un escalofrío recorrió su espalda. No estaba solo en aquella cámara. (editado)