Llega un momento en la carrera de todo cineasta "autor" donde, después de tocar la cima de su estilo, debe reinventarse para evitar la saturación. Anderson llegó allí con "The Grand Budapest Hotel", en 2014, y desde entonces hasta el día de la fecha, ha escrito/dirigido tres largometrajes más: "Isle of dogs" (2018) Segundo round de Anderson en la animación desde "Fantastic Mr. Fox" (2009). Si bien lo pulido de su labor como cineasta concluye en una cinta técnicamente superior, puede llegar a parecer algo efectista. Problema incipiente: Propuestas de tramas y/o personajes con los que el guion quiere que nos encariñemos, pero no llega a lograrlo de una manera del todo natural. "The French Dispatch" (2021) Una antología súper esteta/intelectual donde Anderson utiliza al guion para cavilar en sus propias inquietudes, y al lenguaje cinematográfico como una zona de confort. Problema incipiente: La relación orgánica que existía entre su "figura y fondo" se rompe y comienzan a desarrollarse independientemente, llegando a perderse una sensación de narratividad global. "Asteroid City" (2023) El nuevo punto álgido de su carrera, pero esta vez, dentro de aquella tangente que comenzaba a alejarse de la esencia de su estilo. Técnicamente, la cinta tiene absolutamente todo lo que debería tener la mejor película de wes Anderson: Actuación coral con reparto de lujo, problemáticas familiares, dirección milimétrica, humor, romance... Todo. Y sin embargo, el papel de meta-referencia que envuelve todo, comprime las actuaciones hasta dejarlas vacías, las temáticas hasta que no importan, el humor hasta que no da gracia, el romance hasta que no enamora. Dicho esto, cualquiera podría pensar que la película es, palabras más, palabras menos... una cagada. Y aunque eso sería muy fácil de decir, creo que, al igual que los fans desmenuzamos aquella magnífica "The Grand Budapest Hotel" en su momento, con todos los lineamientos que teníamos de Anderson, deberíamos ahora, desmenuzar "Asteroid City" con base en la nueva evidencia. El resultado de dicho análisis, para su servidor, halla su principal punto de exposición tras nombrar el perfeccionismo técnico del Anderson director, y asentarse en la profunda inquietud del Anderson guionista, que se reencuentran luego de varios años para hacer una película sobre el Anderson humano, que despertó tras dormir un buen rato, y nos deja aquí expresa su intención de dejar morir ese sonámbulo narcisista que se ha apoderado de su arte. Fuera de toda la narrativa meta donde los propios personajes se encuentran cuestionando su propia labor artística, las escenas en que corean: "Hay que dormir para volver a despertar", y la que de fondo figura el enunciado "La muerte de un narcisista" en el momento posiblemente más profundo del metraje, parecen darnos un mensaje: "sí, ya noté el monstruo en la habitación", y la intención parece ser alimentarlo hasta hacerlo reventar, para poder seguir adelante. Espero no equivocarme, pero eso se sabrá recién hasta su próxima película. (editado)